1/4/11

The killers, de Robert Siodmak

No me interesa demasiado si The killers es, o no, fiel al relato de Hemingway (de hecho no me interesa demasiado Hemingway). Lo que me interesa de esta película es la admirable puesta en escena de Robert Siodmak y la peculiaridad que la distingue entre otras. Tal vez sea una impresión personal, nunca me he puesto a analizarlo en profundidad y entiendo que en según que momentos los movimientos de los actores lo hace necesario, pero creo que The killers es la película en la que sus personajes aparecen más veces de espaldas.

Dos sicarios llegan a Brentwood, un pequeño pueblo de New Jersey, y asesinan a Ole Andreson, El Sueco. El extraño suceso llama la atención del agente de seguros encargado de pagar la póliza del Sueco a su beneficiaria, una mujer mayor, camarera de un hotel de Atlantic City. Reardon, el agente de la compañía de seguros, interpretado por el siempre perfecto Edmond O'Brien, decide despejar los interrogantes en torno al asesinato del Sueco.

NOTA: Al estar centrada en la investigación llevada a cabo por Reardon (a mi siempre se me ha hecho extraño en el cine negro que los agentes de seguros sean una especie de sub-cuerpo policial armado… la idea que tengo del agente de seguros es la de un señor maduro con un maletín dispuesto a venderte un seguro justo a la hora de la cena) los personajes de el Sueco (Burt Lancaster) y Kitty Collins (Ava Gardner) quedan un poco desdibujados. Intuimos la pulsión sexual que los aúna, pero como héroes, como lo son todos los focos de relato, El Sueco y Kitty son bastante lamentables. Como no sé a quien se debe ese factor endeble del relato quiero reprochárselo a Hemingway.

Una vez se inicia la investigación Siodmak toma prestado de Ciudadano Kane la estructura narrativa y así, a través de flashbacks, sin respetar la continuidad temporal, vamos descubriendo los detalles de la trama.
La comparación con Ciudadano Kane no es arbitraria. Ambas películas se inician con la muerte del protagonista (Charles Foster Kane, El Sueco), hay un misterio en torno a esas muertes (las últimas palabras de Kane, la póliza de seguros del Sueco) y se inicia una investigación en la que se avanza entrevistando a las personas implicadas en la vida de los protagonistas. Pero a partir de este punto el desarrollo de ambas películas parece oponerse: Mientras que en Ciudadano Kane la investigación se encarga a un periodista anónimo, en The Killers (vale, Forajidos) Reardon se convierte a su vez en protagonista de la historia.
Orson Welles mostraba al periodista siempre de espaldas y semioculto en la sombra, en una postura, magnificada por la iluminación, que permitía la identificación del espectador con el periodista, al tiempo que lo mostraba como elemento prescindible, ya que el interés se centraba en descubrir qué significaba la Rosebud (una palabra que, por cierto, nadie, salvo el espectador, ha podido escuchar, por lo que nosotros somos los verdaderos “detectives salvajes” en busca de Rosebud, al mismo tiempo que marionetas en manos del director). Sin embargo en The killers el investigador es un personaje por lo que ese efecto no se puede mantener. La grandeza de Siodmak queda patente con la sutileza con la que implica al espectador en la investigación mostrándonos en muchas ocasiones a los personajes de espalda, sacrificando en muchas ocasiones el encuadre más efectivo para que el espectador pueda sentirse dentro de la acción. Queremos ver pero nunca estamos en el ángulo apropiado, somos espectadores incomodados por la posición de la cámara, por lo que nos esforzamos, nos escoramos, inclinamos la cabeza y nos metemos dentro de la película.

La película se inicia con los dos asesinos dentro del coche:


Después, ya dentro del restaurante, la cámara sale un momento fuera para que veamos, siempre de espaldas, la entrada de un cliente que es rechazado:


Cuando el policia entra en el estadio donde se disputa el combate de boxeo un espectador, totalmente irrelevante para la trama, aparece de espaldas a la pantalla y le saluda:


Cuando el Sueco se despide del policia podemos ver la espalda de ambos, una especie de doble despedida:


Cuando el Sueco y su novia entran a la fiesta, la protagonista de la película está allí, pero no la vemos (o sí, pero no está enfatizada su presencia de ninguna manera):


El Sueco mira la “espalda” de Kitty Collins:


El agente esperando:


De nuevo los asesinos:


Hay un espejo en los dos restaurantes en los que ocurren parte de los hechos. La cámara se planta ante ellos mostrándonos la acción y su reverso. En esta escena, uno de los clientes de espaldas en la barra, es un personaje relevante, pero aún no lo sabemos:


¿Hay una tesis oculta en esta elucubración? No lo creo. ¿Es deliberado el “efecto espalda”? Es posible, pero no creo que podamos saberlo, ni si se trata nada más que de un cúmulo de casualidades.

Duda final que no tiene nada que ver con lo anteriormente expuesto: ¿No es esta la misma compañía de seguros donde trabajaba el padre de Philip Roth y/o Nathan Zuckerman?:

6 comentarios:

V. Pynch dijo...

No creo que tenga nada que ver con el relato de Hemingway. Éste gira en torno a una situación planteada por la llegada de dos matones a un restaurante, y la actitud del tipo al que buscan: una de esas historias de las que el narrador sólo deja ver un 10%. Supongo que los responsables de la peli quisieron reconstruir ese 90% oculto: la paja, lo que debería correr por cuenta del lector. Como truco para ganar unas perrillas en las salas es perdonable, pero aquí el arte está en el relato de Hemingway, uno de esos antepasados de quienes podemos (y solemos) relegar, pero que es necesario para explicar buena parte de lo que somos.

Un abrazo

V. Pynch dijo...

("Relegar" no: "reNegar" ;-)

MARCO A. TORRES dijo...

Muy buena película de Robert Siodmak, uno de esos directores llamados “artesanos” y que en realidad atesoraba una calidad comparable a la de otros “maestros” más reconocidos. Hace mucho tiempo leí un libro muy interesante de Bertrand Tavernier sobre cine norteamericano en el que insistía mucho en esta cuestión de los directores “artesanos” tipo Siodmak, Tourneur (hoy en día algo más reconocido) o Edgar G. Ullmer (me encanta El ser del planeta X).
Por cierto que Donald Siegel también tomó como punto de partida el relato de Hemingway (que a mi si que me interesa un poco) para hacer Código del hampa.
Saludos.

Anónimo dijo...

El relato original solo abarca los diez primeros minutos de PELICULA. Dos matones llegan a un pueblo con intención de matar a un hombre, un ciudadano tranquilo de la localidad. Quienes así lo intuyen envían a un niño para que avise a la víctima. Este, ante el anuncio de la amenza, se limita a decir algo así como "déjalo, es por algo que hice una vez" y queda en la cama esperando a sus verdugos. Fin.

Marc García dijo...

Es cierto, como ya ha dicho la gente, que el relato sólo llega hasta el momento en que avisan a Ole Anderson de que lo van a matar. El desenlace, y los motivos por los que lo persiguen, quedan en el aire. Así, todo lo demás es una reconstrucción de los guonistas, Anthony Veiller y (sí) John Huston, a quien el amor que profeso no me permite culpar de NADA, jaja. (He decidido perdonarte la vida por eso de "lamentable", pero no te acostumbres, Javier ;)). Aunque a mí si me interesa mucho Hemingway (particularmente el de los relatos) y me gusta su idea del iceberg no creo que reconstruir la historia aquí desvirtúe su relato, ni que el "arte" sólo esté en la apuesta de Hemingway: me parece que los guionistas plasman fielmente, y con una estética admirable, su relato en los 10 primeros minutos, y luego hacen un despliegue de imaginación llenando los huecos del relato que me parece muy interesante. "Forajidos" es una obra independiente, y como tal creo que funciona a la perfección. Por cierto, estoy con esa reivindicación de los artesanos que hace Tavernier y comenta Marco A.Torres.

Portnoy dijo...

Voy a ver si consigo la versión de Siegel para compararlas y especular sobre el motivo en que, al parecer, a Hollywood le parece insuficiente el relato de Hemingway. Y en ese sentido iba lo de "lamentable", Marc, en que la pareja protagonista parece bastante estereotipada... pero entiendo que forma parte del juego de ser vistos desde fuera... cuando Kitty aparece es otra cosa, una fuerza que fulmina al espectador... en fin, que grande Ava.
Y completamente de acuerdo con Marco y Tavernier (director que también ha hecho grandes películas estadounidenses, como 1280 almas)
Muchas gracias por vuestros comentarios y quedamos para discutir la otra The killers, ¿de acuerdo?
Un saludo